Deja que la tristeza inunde tu ser,
Deja que el dolor te cure las llagas,
Deja que la oscuridad bese tu alma
Deja que La Dulce Pena sea parte de ti.
Sólo así conocerás el lado maravilloso de la vida.
Deja que el dolor te cure las llagas,
Deja que la oscuridad bese tu alma
Deja que La Dulce Pena sea parte de ti.
Sólo así conocerás el lado maravilloso de la vida.
Muchas personas le tienen miedo a los sentimientos de soledad, desesperanza, melancolía, dolor... Pero esto no debería ser así, nunca está de más sentir un poco de soledad, jamás ha venido mal echar de menos algo o alguien, y siempre viene bien una noche de lágrimas junto a la almohada. Todo ello viene a indicar que estamos vivos, pero no sólo eso sino: QUE NUESTRO CORAZÓN AÚN PUEDE SENTIR. Y eso es lo que importa.
La tristeza no sólo es necesaria porque sin ella no sabríamos que es la alegría. No, amigos, no es por eso. Es necesaria para recordarnos que aún existe algo en nuestra alma que se emociona y no sólo con un buen momento, del que difícilmente aprendamos nada. Sin embargo, la tristeza está ahí para enseñarnos mucho más, para, si la dejamos, fortalecer nuestra alma. Tan sólo hay que aprender a leer en ella.
Es muy difícil llevar día a día la pena en tu corazón, el camino a seguir no se nos presenta tan llano y iluminado como cuando la ilusión habita en nuestro corazón. No, el camino es muy duro: piedras, vaivenes, huecos o grandes cimas son los únicos acompañantes que tendremos, pero si logramos llegar hasta el final, si somos capaces de darnos cuenta que nada puede detenernos: habremos vencido.
Y cuando la melancolía sé adueñe de ti, cuando desesperes por alguien no te quedes llorándolo, esa no es la solución y ese dolor tiene lecciones para ti. Sal a la calle, sal de tu pequeño mundo y busca a esa persona o ese motivo. Camina sin miedo por esa niebla tan densa que crees no te deja respirar. Si lo deseas con todas tus fuerzas y luchas por ello, la melancolía desaparecerá y tú estarás junto a esa persona.
Deja que la tristeza abandone tu ser,
Deja que la dicha te cure las llagas,
Deja que la claridad bese tu alma
Deja que La Dulce Pena sé aleje de ti.
Sólo así conocerás el lado maravilloso de la vida.
Deja que la dicha te cure las llagas,
Deja que la claridad bese tu alma
Deja que La Dulce Pena sé aleje de ti.
Sólo así conocerás el lado maravilloso de la vida.
Nota: Este texto fue escrito hace ya bastante tiempo, en concreto, el 30/01/2010. Hoy he querido rescatarlo del olvido, entre otras cosas, porque no he tenido mucho tiempo libre esta semana entre los exámenes de la facultad (que si los apruebo seré licenciado), y mi viaje inminente -como que es mañana- a Bournemouth (Inglaterra), la siguiente entrada será desde aquellos lares ingleses.
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