El Rincón de Los Vencidos

Nuestro Rincón, Nuestra Historia

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Éste es el título de mi primera novela. Como dijo Luis Landero: “Toda novela es la sombra de otra, perfecta y arquetípica, que el escritor ha vislumbrado en sus ensueños”.

Es una novela ambientada en una universidad, donde dos amantes sufren las desventuras del amor. La universidad es más que estudiar, y ellos aprenderán esa lección. Más información aquí.



Un Sueño Cumplido. Desde El Rincón a Ti.

Ese fue mi primer libro, que salió a la venta en diciembre de 2009. Si quieres adquirir un ejemplar, pincha aquí. Gracias

30 de septiembre de 2010

Cinco Años

Cinco años no es tiempo suficiente para olvidar una lágrima, cinco años puede parecer una eternidad pero no es tiempo para nada, ni siquiera para olvidar algo tan simple como una gota salada que cae de los ojos. Sigue estando tan presente como si la hubiera derramado ahora, miro al suelo y la veo. Sé que no está ahí, pero yo la siento. Noto el mismo silencio que en aquel momento, la misma daga envenenada clavarse en mi pecho…

Esas fueron las palabras que escribí hace un tiempo para mi futura novela, El Rincón de Los Vencidos. Y hoy se hacen realidad, cinco años puede parecer una eternidad pero no es tiempo para nada... Ese ha sido el tiempo que he tardado en acabar la carrera de Licenciado en Economía en Málaga. Empecé en el curso 2005-2006 y he acabado en el 2009-2010.

Tras el primer año no demasiado bueno, fui mejorando y hasta hoy que me han dado la última nota, y la he aprobado. Este año he aprobado trece, cinco de ellas en septiembre -y seguidos-, el año pasado aprobé once, y el anterior doce. Han sido años y veranos ajetreados pero han merecido la pena.

Porque entre otras cosas en esos cinco años he vivido experiencias inolvidables, tanto en la universidad (he conocido a muchísima gente que me ha marcado, buenos momentos...), fuera de ella (los blogs, mi libro, vosotros...). Han sido cinco años para no olvidar. Ahora sólo queda mirar hacia el futuro, pensar que haré... y disfrutar de lo que aún queda por venir, pero ya como licenciado.

Gracias a todos vosotros que habéis estado ahí al otro lado apoyándome y dándome ánimos. Gracias.

25 de septiembre de 2010

El Más Triste Adiós


El más triste adiós es aquel que no se pronuncia,
Aquel que se encubre en los labios de un hasta luego,
Aquel que por miedo no se dicen los amantes,
Aquel que esconde los sentimientos de un loco,
Aquel que nos separó por siempre sin pretenderlo.

Jamás llegué a entender tu despedida,
Ni siquiera tú conocerías la verdadera causa.
Éramos un alma dividida en dos fragmentos,
Y tú, aún sin saberlo, decidiste separarnos.

De tu boca nunca escuché palabras de amor,
No las necesitaba, me la decían tus ojos,
Tus manos, tu piel, tu cuerpo, tus sueños…

Sólo una vez pronunciaste un hasta luego
Por miedo a un loco que siempre te amó.

Por eso, el más triste adiós es el mío.

18 de septiembre de 2010

Melancolía

Deja que la tristeza inunde tu ser,
Deja que el dolor te cure las llagas,
Deja que la oscuridad bese tu alma
Deja que La Dulce Pena sea parte de ti.
Sólo así conocerás el lado maravilloso de la vida.


Muchas personas le tienen miedo a los sentimientos de soledad, desesperanza, melancolía, dolor... Pero esto no debería ser así, nunca está de más sentir un poco de soledad, jamás ha venido mal echar de menos algo o alguien, y siempre viene bien una noche de lágrimas junto a la almohada. Todo ello viene a indicar que estamos vivos, pero no sólo eso sino: QUE NUESTRO CORAZÓN AÚN PUEDE SENTIR. Y eso es lo que importa.

La tristeza no sólo es necesaria porque sin ella no sabríamos que es la alegría. No, amigos, no es por eso. Es necesaria para recordarnos que aún existe algo en nuestra alma que se emociona y no sólo con un buen momento, del que difícilmente aprendamos nada. Sin embargo, la tristeza está ahí para enseñarnos mucho más, para, si la dejamos, fortalecer nuestra alma. Tan sólo hay que aprender a leer en ella.

Es muy difícil llevar día a día la pena en tu corazón, el camino a seguir no se nos presenta tan llano y iluminado como cuando la ilusión habita en nuestro corazón. No, el camino es muy duro: piedras, vaivenes, huecos o grandes cimas son los únicos acompañantes que tendremos, pero si logramos llegar hasta el final, si somos capaces de darnos cuenta que nada puede detenernos: habremos vencido.

Y cuando la melancolía sé adueñe de ti, cuando desesperes por alguien no te quedes llorándolo, esa no es la solución y ese dolor tiene lecciones para ti. Sal a la calle, sal de tu pequeño mundo y busca a esa persona o ese motivo. Camina sin miedo por esa niebla tan densa que crees no te deja respirar. Si lo deseas con todas tus fuerzas y luchas por ello, la melancolía desaparecerá y tú estarás junto a esa persona.


Deja que la tristeza abandone tu ser,
Deja que la dicha te cure las llagas,
Deja que la claridad bese tu alma
Deja que La Dulce Pena sé aleje de ti.
Sólo así conocerás el lado maravilloso de la vida.



Nota: Este texto fue escrito hace ya bastante tiempo, en concreto, el 30/01/2010. Hoy he querido rescatarlo del olvido, entre otras cosas, porque no he tenido mucho tiempo libre esta semana entre los exámenes de la facultad (que si los apruebo seré licenciado), y mi viaje inminente -como que es mañana- a Bournemouth (Inglaterra), la siguiente entrada será desde aquellos lares ingleses.

11 de septiembre de 2010

Mirar con el Alma

Muchos dicen que lo peor que les podría pasar sería quedarse ciegos, eso es porque no han sido ciegos de nacimiento como yo. Para alguien que ve, la oscuridad puede ser su mayor problema pero para alguien que jamás vio nada, lo peor que le puede pasar es enamorarse en silencio de una voz y no encontrar el valor para darle a conocer el dictado de tu corazón.

Fui ciego desde que nací, ahora tengo treinta años y me gusta decir que mi vida es azul. Sí, sé que la gente que ve dice que su vida es gris cuando es triste o apática, pero para mí, ¿qué importa el color si jamás sabré diferenciarlos? Así al menos me hago el interesante. Cuando era pequeño, mis padres me llevaron a los mejores oculistas y oftalmólogos que podían permitirse para ver si recuperaba la vista, fueron muchas operaciones pero nada sirvió para ayudarme. Sigo sin ver colores.

Hace unos años me hicieron la última operación, decían que en esa recuperaría la vista de una vez por todas, pues bien, aún estoy esperando recuperarla. He sido un fracaso para todos los médicos que me han operado, pero es que conmigo no se podía hacer nada. Siempre he estado acompañado de un perro guía y de un bastón. Sólo ellos y mis padres han estado a mi lado durante toda mi vida, no me ha hecho falta la ayuda de nadie más para sobrevivir el día a día. Ni siquiera otros chicos invidentes han estado a mi lado, ni cuando aprendí a leer braille en aquel colegio. No me ha importado nunca.

Ahora la fin he encontrado un trabajo, siempre estuve receloso a hacerlo, pensaba que podría solo pero me equivoqué. No, no soy un gran abogado, ni médico, como a las madres les gusta; ni siquiera trabajador de mono azul. No, soy vendedor de cupones de la ONCE en una esquina de mi ciudad. Trabajo solo, y no, tampoco tengo miedo a que me roben o me timen, estoy encerrado en un pequeño puesto, y tengo la regla de que antes de dar el cupón, he de coger el dinero. Y si son billetes comprobarlo con una máquina especial si son verdaderos o falsos. Y cuando llega la hora de cerrar, viene mi padre a recogerme y ayudarme con la recaudación. Esa es mi rutina.

Tal vez alguien pueda pensar que es un trabajo aburrido y monótono, que sólo estoy aquí porque no puedo aspirar a más. La verdad es que se equivoca, he estado trabajando en otros lugares, he estado ayudando a otras personas invidentes como yo, pero llegué a darme cuenta de que hasta en las personas con discapacidad intentan pisarse unas a otras. Sí, discapacitados, no me gusta eso de con capacidades especiales, porque no es cierto, somos discapacitados para algunas cosas, igual que muchos de los que se creen mejores no pueden hacer otras que nosotros sí o la mayoría de los capacitados. Todos tenemos alguna restricción en nuestra vida, más clara o menos, pero la tenemos: todos somos discapacitados. No todos pueden escribir poemas, por ejemplo. O ser astronautas.

Si finalmente estoy en este trabajo es porque me gusta, porque aquí sí puedo despegar mis alas, aquí puedo darle algo más de color a mi vida gris. Ninguno de vosotros sabrá jamás qué se siente al enamorarse de una voz, como me ha pasado a mí. Sé que podréis pensar que os miento y sí podéis hacerlo por teléfono, pero os juro que el sentimiento no es el mismo, además en vuestras vidas está la opción de que os conozcáis o podréis ponerle los ojos y la boca de vuestra ex pareja, la nariz de aquel actor que tanto os gusta… Yo sólo puedo imaginar su cuerpo con imágenes que nunca contemplé.

Es algo difícil de explicar lo sé, pero es amor. Y el amor no se explica.

Oigo su voz todos los días, la oigo pasar con sus compañeras de trabajo, porque ella trabaja en una gran empresa, en la planta séptima. Trabaja en el departamento de relaciones humanas, su pelo es castaño y su mirada azul como el cielo. Sus labios son rojos como el fuego del infierno. Su cuerpo está perfectamente dibujado. Al menos ella es así en mis pensamientos, en mis sueños. Sin haberlo visto jamás siempre me gustó el pelo castaño, marrón. Realmente no sé dónde trabaja, pero me gusta imaginar que lo hace en ese lugar.

Si no fuese ciego, algún día podría preguntarle, invitarla a una copa, acariciar su rostro, y comprobar que estaba en lo cierto. Pero eso no podrá ocurrir nunca. Ni siquiera me ha comprado un cupón, sólo he oído su voz al pasar por la calle. Apenas puedo distinguir su aroma entre el de sus compañeras, pero sé que el suyo es el más dulce de todos.

Si no fuera ciego, le propondría conocerla lejos de estas calles, en su habitación, en la mía. Recorrer con mis manos su cuerpo. Pero sé que por ahora, y para siempre, sólo podré hacer eso en mis sueños. En esos sueños en los que puedo ver, en los que ella me ve. Pero siendo ciego, sólo me queda esperar que se acerque a comprar un cupón, a que un día pasee sola y pueda sentir su aroma muy dentro de mí.

Siendo ciego sólo me quedan los sueños.

5 de septiembre de 2010

Llegó el Momento


Una persona cercana mí, hace un tiempo, escribió:

El regreso de un poeta es la vuelta de un pasado jamás olvidado donde sólo la propia vida le envuelve.

A veces se necesita un momento de separación para observar cual es la realidad de la vida, una gota de rocío que te refresque la mente y te haga reaccionar, esas pequeñas cosas que jamás pasan atrás sino que marcan la era de un nuevo yo. Esa cosita que te impedía ser fuerte, te parece un sueño pasado, lleno de vida e ilusión se consiguió todo.
Y tiene toda la razón, muchas veces hace falta alejarse un poco de todo, sopesar lo que has hecho y lo que te espera. Pensar si en tu futuro quieres que todo esté rodeado de ese hálito que tuviste tiempo atrás, entonces piensas: ¿por qué no intentarlo otra vez?

Mi última entrada antes de esta despedida parecía que no volvería jamás, y no os miento, era lo que pensaba: no volver. Ha sido lo que he pensado mucho tiempo, pero hay veces que uno no puede engañarse, no puede cerrar los ojos a sus instintos, puede que todo acabe como antes, pero si algo dentro de sí le llama a volver otra vez ha de hacerlo. Desde hace un tiempo, he sentido la necesidad de volver a escribir en La Piel de Una Promesa. La necesidad de compartir letras, sentimientos, recuerdos, ilusiones, ficciones… con vosotros.

En ese tiempo he pensado también mucho en si hacerlo o no, tampoco os lo puedo negar. Al final ha vencido el sí, aún no sé si volveré con relatos cortos, con poemas, o con historias y vivencias propias; aunque es cierto que tengo algunas ideas para relatos coqueteando con mis musas, y también para algunos poemas, por eso, las primeras semanas serán éstos los que os traiga. En este tiempo también he pensado, , que por ahora no tengo pensado publicar más El Jardín de La Niebla, pero eso nunca se puede saber con total certeza.

Y ya para despedirme de esta pequeña introducción re-bienvenida, o como queráis llamarlo, en el tiempo que he estado lejos de los blogs no he dejado de escribir, ya tengo prácticamente lista mi primera novela, El Rincón de Los Vencidos, sólo falta revisarla y la portada (pero iremos sin prisa, y con buena letra). He estado gestando y madurando la idea de un futuro poemario, Tawq al-Jalwa. Y trabajando para el III Torneo de los Caballeros de la Dama de Cristal.

Por último, y de verdad, darles las gracias a Juanjo Escribano por ayudarme a adaptar la plantilla base a mis gustos, espero que os guste.

Un abrazo, Josemy Valverde.

No tengas en cuenta mis lágrimas, pues hánse brindado para evitarles a tus ojos derramarlas ya que ahora ellos deben permanecer hermosamente abiertos por lo mucho que han de mirar y de ver.


M. Lasala