El Rincón de Los Vencidos

Nuestro Rincón, Nuestra Historia

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Éste es el título de mi primera novela. Como dijo Luis Landero: “Toda novela es la sombra de otra, perfecta y arquetípica, que el escritor ha vislumbrado en sus ensueños”.

Es una novela ambientada en una universidad, donde dos amantes sufren las desventuras del amor. La universidad es más que estudiar, y ellos aprenderán esa lección. Más información aquí.



Un Sueño Cumplido. Desde El Rincón a Ti.

Ese fue mi primer libro, que salió a la venta en diciembre de 2009. Si quieres adquirir un ejemplar, pincha aquí. Gracias

10 de enero de 2010

No Es Un Adiós

Hace algunos años Muro escribió en una canción:

Me duele tanto por ti y por mi.
Hay tantas cosas que no sé como decir,
Fue mucho tiempo juntos los dos,
Éramos notas de la misma canción.

Me cuesta más de lo que puedas pensar.
Son decisiones que nunca quise tomar,
No puedo aguantar más esta presión...


Aunque Muro se refiriera a una relación, yo hoy me permito hacer estas palabras mías, imaginar que las escribieron para mí. Y hoy, amigos míos, me tomo un descanso indefinido. No sé por cuánto tiempo, pero sé que lo necesito. Me cuesta más de lo que puedas pensar...

He ido viendo como casi todos mis bloggers favoritos han ido dejando las letras por un tiempo indefinido (que para mí se me hace ya demasiado largo) y hoy, desgraciadamente lo hago también yo. Espero que sepáis entenderme. Esta vez no puedo prometeros que siga leyendo y comentando vuestros blogs (sé que hay tantas entradas y comentarios que os debo, lo siento), pero apenas tengo tiempo: la facultad, los exámenes, mi vida, mi primer libro, mi futura novela... son demasiadas cosas, pero sobre todo la facultad y los exámenes. Éste es mi último año y necesito tiempo para que todo salga bien.

Así que me permito el lujo de terminar la entrada con un link mi gran amiga EnLaOscuridadDeLaNoche: Prioridades. Ella lo explica todo mejor que yo.


No es un adiós, sino un hasta pronto.


No tengas en cuenta mis lágrimas, pues hánse brindado para evitarles a tus ojos derramarlas ya que ahora ellos deben permanecer hermosamente abiertos por lo mucho que han de mirar y de ver.


M. Lasala