El Rincón de Los Vencidos

Nuestro Rincón, Nuestra Historia

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Éste es el título de mi primera novela. Como dijo Luis Landero: “Toda novela es la sombra de otra, perfecta y arquetípica, que el escritor ha vislumbrado en sus ensueños”.

Es una novela ambientada en una universidad, donde dos amantes sufren las desventuras del amor. La universidad es más que estudiar, y ellos aprenderán esa lección. Más información aquí.



Un Sueño Cumplido. Desde El Rincón a Ti.

Ese fue mi primer libro, que salió a la venta en diciembre de 2009. Si quieres adquirir un ejemplar, pincha aquí. Gracias

10 de noviembre de 2009

Una Mirada

Ha pasado mucho tiempo desde su última vez, ella quiere creer que han sido pocos años, pero en realidad han sido varios lustros los que han estado separadas. Su amor era envidiable desde fuera, y desde dentro también. Ellas pensaban que nadie podría cambiarla. Y tenían razón: nadie la cambió. Sólo el tiempo y la distancia fueron los que la hicieron: igual que ellos las separaron, ahora el destino las vuelve a unir lejos de aquella ciudad de aguas claras y montañas a ras del mar.

Habían empezado su relación por azar tras una mirada. Laura se cruzó con los ojos de Ana, con una sonrisa. Y Ana no pudo resistirse, en el instante cuando iban a separarse sus miradas la invitó a un café, daba igual que no se conocieran de nada, ya que Laura lo aceptó. Allí, en la cafetería, fue donde empezó su complicidad, su relación y su juego de besos y caricias que desde fuera eran diferentes al resto, pero es que la gente no alcanzaba a entender su amor, y mucho menos su magnitud. Ellas eran más fuerte que todas esas voces que intentaban hacerles creer que su amor estaba mal, Ana y Laura sólo sabían que se amaban y lo harían siempre, sin importar nada.

Laura aún recuerda, como si hubiese sido ayer, cuando estaban sentadas en aquel sofá de su casa, viendo la televisión y Ana recibió una llamada de trabajo, era su jefe. Le decía que al día siguiente tenía que hablar con ella, quería ofrecerle una oferta de trabajo, según él, muy interesante. Pero para Laura no tanto. La noche siguiente Ana le se lo comentó: la oferta era irse a trabajar a Helsinki, prácticamente le cuadruplicaban el sueldo, y ella aceptó. Se iría dentro de un mes, según le prometió a Laura, en pocos meses estarían juntas de nuevo.

Durante aquel mes vivieron su amor como nunca antes lo habían hecho. Ninguna de las dos quería que llegara el día de la separación; a corto plazo sería duro estar lejos, pero a largo para las dos sería o mejor, con ese dinero extra podrían casarse: la boda que tanto había soñado, una boda por todo lo alto. Pero para ello necesitaban el dinero de Helsinki. El día que se fue Ana era mediados de octubre, en principio para San Valentín volverían a estar juntas de nuevo en España, incluso se verían en navidad...

Durante las primeras semanas hablaban todos los días por internet, permanecían en contacto. Pero a veces las horas no eran las más apropiadas para Laura, y otras para Ana. La diferencia horaria fue la primera excusa que pusieron para mermar la cantidad de veces que hablaban, hasta tal punto que con el tiempo sólo hablaban una vez a la semana, y aún no había llegado ni la navidad, hacía un par de meses que se había ido y ya estaban casi olvidándose la una de la otra.

Laura ya no es capaz de recordar que día fue el primero que Ana no respondió a los mails que ésta le mandaba. Como tampoco recuerda la primera vez que no le cogió el teléfono. Lo que sí recuerda es que la navidad se estaba acercando, y a pesar de haberse prometido que estarían juntas todo indicaba que no iba a ser así. Pasaban los días y tras escusas escuetas y llamadas sin descolgar les tocó pasar la navidad separadas, sin embargo, estaban en España las dos: pero en diferentes hogares.

Laura había abandonado su casa sin ninguna explicación, pero sobretodo sin ninguna información de dónde estaría. Ni siquiera se había llevado el móvil, éste yacía en la mesilla de noche, junto a su lado de la cama cómo si estuviera esperándola verla volver. Pero no aparecía, no volvía por aquella casa. Y su correo electrónico tampoco daba mucha más información, no existía, "Delivery Status Notification (Failure)" es la única respuesta que encontraba. Y nada, no tenía ninguna forma más de ponerse en contacto con ella. Intentó buscar a los padres, amigos en común, buscarla por sus apellidos, vecinos... pero nadie sabía nada, y llegó el día en que Ana tuvo que volver a Finlandia.

Una vez allí pidió quedarse fija en aquella sede empresarial, no quería volver a España sola. España ya no la siente su hogar lejos de Laura. Allí en Finlandia pasó catorce años esperando volverla a ver a ella por aquellas tierras: Ella sabe la dirección y podrá venir, pensaba. Pero Laura jamás apareció por allí. El último año llegó a perder toda esperanza, de nuevo en su trabajo la habían movido de sede, ya no tenía ninguna forma de encontrar a su viejo amor. Ésta vez había ido a Francia, a París.

Mientras tanto, para Laura esos catorce años fueron muchos menos, o eso fue lo que intentó pensar cuando coincidieron aquella tarde en la Torre Eiffel, Ana seguía igual de bella, igual de hermosa: No, no han pasado 14 años, han sido catorce segundos, pensó, sigue igual de hermosa.

Tras aquella mirada acompañada de una sonrisa, como antaño, Ana la invitó a un café y Laura lo aceptó y la siguió. Todo volvía a comenzar de cero para ellas en aquella ciudad del amor.

1 Prometieron:

Josemy dijo...

Nunca antes había hablado del amor entre dos mujeres, no sé, siempre le he tenido mucho respeto a este tema. Pero, bueno, para todo hay una primera vez y en este caso ha sido ésta. Además, le pongo nombre a las protagonistas casi desde el principio.

Espero que os guste... y no todo final es el fin, puede ser un nuevo principio... ;)

Canción de Mägo para acompañar... ya sabéis: El que quiera entender... que entienda.
No más miedo a entregar mis labios sin antes mirar, no más miedo a acariciar nuestros cuerpos y soñar


No tengas en cuenta mis lágrimas, pues hánse brindado para evitarles a tus ojos derramarlas ya que ahora ellos deben permanecer hermosamente abiertos por lo mucho que han de mirar y de ver.


M. Lasala