Lo primero sería definir qué considero por infidelidad, ya que de una persona a otra esto puede variar, y para mí, basta con un beso apasionado e intencionado, de ahí en más para mí sería infidelidad, u otras situaciones que denoten un claro deseo por otra persona. Aunque todo depende del cristal con que se mire, y de la situación.
Yo jamás he sido infiel a mi pareja, ni ella a mí. Ni lo seré, sí sé que no se debe decir de esta agua no beberé, pero, mucho han de cambiar las cosas para que lo sea. Siempre he dicho que: Antes de ser infiel termino la relación y me voy con la otra persona. Si mi pareja deja de gustarme o dejo de estar enamorado porque hay otra que me llama más la atención, o simplemente –y perdón por la expresión– una noche cualquiera me diera un calentón, no tendría sentido estar con las dos a la vez.
Quizás pueda doler que te dejen tirado, que tu relación se acabe por una tercera persona, y más si esa persona no llega más allá de una noche. Pero, estoy seguro que eso dolerá menos que una infidelidad de tu pareja, que, como se suele decir, los cuernos. Yo por suerte nunca he cometido ninguna de las dos cosas, ni las he sufrido. Tampoco creo que las sufra del día a la mañana, el amor se acaba poco a poco, y no estoy dispuesto a perder todo lo que tengo por una sola noche. (Está quedando un poco egocéntrica la entrada).
Cambiando un poco las tornas, y ya entro en el tema que quería entrar y define bastante bien la canción que he elegido, básicamente: “Dicen que a hierro muere, aquel que a hierro mata”. Si yo soy infiel, no ha de sorprenderme que me sean infiel, y mucho menos dolerme pues tan sólo me han pagado con la misma moneda que yo lo hice antes. Pero, claro, esto no siempre es así, a veces, esos mismos adúlter@s se sorprenden y se ofenden cuando les son infieles esa pareja a la que tanto amaban. La verdad es que no entiendo cómo la gente puede tener tanta cara y ser tan hipócrita.
Luego está la otra parte, el que por desgracia vivió una relación en la que todo parecía, más o menos, ir bien pero de repente descubres que te han estado poniendo los cuernos largo tiempo, y tú para “desquitarte” de tanto dolor pues vuelves a vivir y recuperar todo ese tiempo que habías perdido estando con un solo hombre o mujer. Hasta tal punto que no te importa si por tus actos pones en peligro otra relación, o si eres el “otro” o la “otra”. Para mí ser infiel es tan grave como enrollarse con alguien que tiene pareja aún a sabiendas de que la tiene. Y es algo que nunca llegaré a entender, ¿por qué si tú sufriste cuando te lo hicieron tú vuelves a hacerlo a otras personas que no fueron las que causaron tu dolor?, ¿por qué si a su pareja no le importa hacérselo tú no tienes un poco de consideración con tus iguales?
Esto cómo digo es algo que me sobrepasa, he vivido este tema de las dos preguntas en personas cercanas a mí, y comentándolo con ellos, y algunos amigos todos dicen que ésta persona que lo ha hecho (llamémosle A) no tiene la culpa de si la otra (la que tiene pareja, para no perdernos será B) le es o no infiel. Que A es libre de hacer lo que quiera y la culpa es sólo de B, aunque B diga que le es infiel a su pareja porque no sabe lo que ella hará –algo que tampoco entenderé jamás–.
No sé qué pensáis vosotros al respecto, de si el culpable es: A, B, A y B, la pareja de A que le puso los cuernos primero, la de B que no sabemos que estará haciendo, o si es Z el culpable, o si para vosotros eso es algo normal e inherente al ser humano, cómo también leí por algún lugar: “El ser humano es polígamo por naturaleza y monógamo por cultura”. ¿Qué pensáis vosotros?